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Artritis Reumatoide: Prevalencia, sintomatología y diagnóstico precoz para un tratamiento eficaz.

La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune, inflamatoria, crónica y generalizada con afección predominante de las articulaciones. Tiene una prevalencia mundial de 0.5 al 1% de la población. Se estima que en Costa Rica unas 10000 a 20000 personas padecen de AR. La enfermedad afecta principalmente mujeres jóvenes entre la cuarta y quinta década de la vida (entre la década de los 30 y 40 años). La enfermedad provoca dolor continuo, daño articular irreversible, deformidad e incapacidad permanente. Asocia una alta morbilidad, ya que al ser una enfermedad inflamatoria generalizada puede afectar otros órganos como el corazón, pulmón y la sangre. Sabemos que la enfermedad reduce la expectativa de vida aproximadamente 10 años. Sin embargo, este panorama es modificable ya que, si bien no conocemos que produce la enfermedad, sí conocemos su evolución
comprendemos los mecanismos de como se produce, entendemos como actúan los medicamentos que se utilizan para su control, contamos con nuevas estrategias terapéuticas y por último disponemos de medicamentos de nueva tecnología diseñados específicamente para el tratamiento de la Artritis Reumatoide.

El objetivo terapéutico es lograr abolir la inflamación y así evitar la destrucción articular, la deformidad y la incapacidad funcional y demás complicaciones anotadas. Para lograr este objetivo se requiere de estrategias terapéuticas que optimicen el arsenal terapéutico en cuanto a eficacia, seguridad y costos. Estas estrategias son establecer el diagnóstico lo más temprano posible, una vez establecido el diagnóstico, iniciar un tratamiento que logre abolir la inflamación, para lo cual se requiere de un seguimiento estrecho. De estos tres el que representa el mayor reto es el diagnóstico temprano. Para un diagnóstico temprano se requiere que tanto los pacientes como los médicos no reumatólogos reconozcan los síntomas iniciales de la enfermedad.

Para ello se requiere saber que la enfermedad inicia entre los treinta y los cuarenta años, la mayoría de los pacientes son mujeres, pero no exclusivamente. Característicamente, compromete las articulaciones de los dedos de las manos y muñecas en forma simétrica, suelen afectarse también las articulaciones de los dedos de los pies. No es infrecuente que afecte algunas otras articulaciones, como rodillas, tobillos y codos. Las molestias suelen iniciarse en forma lenta y con el tiempo van empeorando, sin
embargo, en ocasiones, algunas personas tienen un inicio abrupto, explosivo.


Típicamente, se acompañan de una sensación de rigidez o tiesura de las manos al despertar que dura desde varios minutos a horas. El paciente puede referir que siente alguna o todas las articulaciones
inflamadas, sin embargo, es durante el examen físico de cada una de las articulaciones que corroboro si están inflamadas o no. O si el dolor es por inflamación de otros tejidos, por ejemplo, tendones o entesis (sitio donde se unen al hueso los tendones y ligamentos). Tengo la pericia y experiencia para determinar que estructuras están inflamadas, pero requiero de la exploración ultrasonográfica para establecer exactamente cuáles articulaciones se encuentran inflamadas. Particularmente, en los casos que tienen dolor en las articulaciones de los dedos de las manos en forma simétrica y que asocian importante rigidez de las mismas por las mañanas.

Con la información recopilada del detallado interrogatorio, examen físico y hallazgos ultrasonográficos, logro tener bastante claro el cuadro clínico y puedo establecer un diagnóstico presuntivo. Generalmente, solicito exámenes de laboratorio para completar toda la información. Suelo solicitar exámenes generales de sangre y en ocasiones exámenes inmunológicos específicos. Entre ellos, el Factor reumatoide, los anticuerpos anti CCP y otros más. El que los exámenes salgan negativos no descarta la enfermedad. Con toda esta información puedo elaborar un diagnóstico más preciso.

Mención especial merecen aquellos casos clínicos de pocas semanas de evolución, ya que, en estos casos, las molestias pueden seguir tres diferentes evoluciones. Pueden evolucionar a una artritis reumatoide y este sería el momento ideal de instaurar el tratamiento ya que en estos casos la respuesta al tratamiento es mejor. Podrían evolucionar a otra enfermedad reumática, como por ejemplo un Lupus Eritematoso Sistémico o Síndrome de Sjögren o alguna otra enfermedad, y por último, podrían evolucionar a una artritis pasajera. Aunque en ocasiones existen datos que pueden ayudar a predecir cuál evolución va a tener la persona, generalmente es difícil definir cuál será la evolución que tomarán las molestias, por lo que actualmente se asume que probablemente se trate del inicio de una Artritis Reumatoide y se inicia el tratamiento respectivo. Así, logramos aprovechar corto periodo de enfermedad y conseguir los mejores resultados terapéuticos.


Como especialista en reumatología le expondré al paciente las posibles opciones terapéuticas, considerando eficacia, efectos adversos y costos y ambos en común acuerdo decidamos el tratamiento a seguir.

Doctor Díaz

Dr. José Francisco Díaz

Reumatología y ultrasonido

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